Épica Hora De Aventura
(Por Simon Petrikov)
Cap #01 La verdadera maldad en Ooo.
Las frías brisas del
reino helado y su silbido al pasar por las puntiagudas montañas no eran
los únicos sonidos del lugar. Pues en el castillo, acorralado tras su
sofá y respirando agitado estaba el rey helado. Del otro lado estallaban
millones de proyectiles de hielo que poco a poco destruían el sofá.
-¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto?- Preguntaba el rey helado mientras se sostenía la corona y disparaba uno que otro rayo de hielo intentando defenderse. –¡Yo cuidé de ti, te alimenté!- Gritó saliendo del sofá y enfrentando a su atacante. Una alta y esquelética figura de hielo, con picos en la espalda y la cara cubierta por vendajes como si se tratase de un ninja o un asesino.
Al mismo tiempo, protegida por su paraguas; Marceline flotaba camino a verse con su querido Simón. Ignorando por lo que estaba pasando justo en ese momento. Cuando llegó a la entrada del castillo helado vio como un fuerte laser hecho de hielo abría un hueco en la parte trasera del castillo.
-¿Simón?- Se preguntó la reina de los vampiros y voló más rápido. En el suelo del castillo, el rey helado estaba recostado en el suelo, su corona estaba tirada frente a él. Debilitado por el impacto que acababa de recibir se arrastró lentamente para recoger la corona. Pero justo antes de que la pudiera alcanzar el pie de hielo del misterioso asesino la pisó rompiendo uno de los rubíes de la corona. El rey helado subió la mirada viendo a quien acababa de pisar la corona y dijo.
-Mira lo que acabas de hacer…- No pudo decir más nada porque Marceline interrumpió gritando –¡SIMÓN!- cerró su paraguas y se lo arrojó como una lanza a la criatura de hielo. El paraguas se clavó en la espalda del asesino sin hacerle nada. El monstruo se volteó a ver a Marceline que estaba comenzando a transformarse para luchar.
Del pecho del asesino una brisa de hielo se disparó al techo destruyéndolo y dejando que el sol le diera a Marceline. El sol comenzó a quemar a Marceline, ella inmediatamente volvió a su forma normal mientras gritaba de dolor y como pudo se escondió bajo uno de los pedazos de hielo del techo.
El rey helado tomó la corona y se la colocó en la cabeza y comenzó a cubrir en nieve al asesino. Este comenzó a retroceder pero no pudo moverse mucho porque la magia del rey helado había cubierto sus pies con hielo.
-¡Günter malo! ¡No atacamos a Marceline así!- Gritó el rey helado, Marcaline escuchó y levantando un poco la placa de hielo para ver lo que pasaba dijo. -¿Güter?- La críatura de hielo tenía el hielo más oscuro que antes. Disparó una estaca de hielo a la cabeza del rey helado pero este la esquivó y siguió cubriéndolo en hielo.
-No quieres obedecer entonces te voy a…- El rey helado iba a decir “castigar” pero la corona comenzó a perder fuerza por faltarle un rubí y el hielo comenzó a derretirse más rápido.
-¿Qué?- Se preguntó el rey helado. El asesino soltó una especie de aullido haciendo que Marceline y
el rey helado se taparan los oídos. El
hielo se rompió liberando a la criatura que se comenzó a desvanecer en
copos de hielo negro.
-Volveré por ustedes.- Dijo una voz gruesa y sombría antes de que la figura se fuera. El rey helado comenzó a cansarse de nuevo, calló de espaldas y apuntó al cielo, las nubes taparon al sol y comenzó a nevar. Ya a salvo del sol; Marceline corrió al lado del rey helado y le preguntó.
–¿Simon? ¿Simon estás bien?-
El rey helado, con los ojos entrecerrados y con voz muy débil dijo. –Tantas veces me han roto el corazón. Solo una vez me dolió más que esta.- Y luego se desmalló, dejando a Marceline gritando su nombre una y otra vez para intentar despertarlo mientras los copos de nieve cubrían a ambos.
-¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto?- Preguntaba el rey helado mientras se sostenía la corona y disparaba uno que otro rayo de hielo intentando defenderse. –¡Yo cuidé de ti, te alimenté!- Gritó saliendo del sofá y enfrentando a su atacante. Una alta y esquelética figura de hielo, con picos en la espalda y la cara cubierta por vendajes como si se tratase de un ninja o un asesino.
Al mismo tiempo, protegida por su paraguas; Marceline flotaba camino a verse con su querido Simón. Ignorando por lo que estaba pasando justo en ese momento. Cuando llegó a la entrada del castillo helado vio como un fuerte laser hecho de hielo abría un hueco en la parte trasera del castillo.
-¿Simón?- Se preguntó la reina de los vampiros y voló más rápido. En el suelo del castillo, el rey helado estaba recostado en el suelo, su corona estaba tirada frente a él. Debilitado por el impacto que acababa de recibir se arrastró lentamente para recoger la corona. Pero justo antes de que la pudiera alcanzar el pie de hielo del misterioso asesino la pisó rompiendo uno de los rubíes de la corona. El rey helado subió la mirada viendo a quien acababa de pisar la corona y dijo.
-Mira lo que acabas de hacer…- No pudo decir más nada porque Marceline interrumpió gritando –¡SIMÓN!- cerró su paraguas y se lo arrojó como una lanza a la criatura de hielo. El paraguas se clavó en la espalda del asesino sin hacerle nada. El monstruo se volteó a ver a Marceline que estaba comenzando a transformarse para luchar.
Del pecho del asesino una brisa de hielo se disparó al techo destruyéndolo y dejando que el sol le diera a Marceline. El sol comenzó a quemar a Marceline, ella inmediatamente volvió a su forma normal mientras gritaba de dolor y como pudo se escondió bajo uno de los pedazos de hielo del techo.
El rey helado tomó la corona y se la colocó en la cabeza y comenzó a cubrir en nieve al asesino. Este comenzó a retroceder pero no pudo moverse mucho porque la magia del rey helado había cubierto sus pies con hielo.
-¡Günter malo! ¡No atacamos a Marceline así!- Gritó el rey helado, Marcaline escuchó y levantando un poco la placa de hielo para ver lo que pasaba dijo. -¿Güter?- La críatura de hielo tenía el hielo más oscuro que antes. Disparó una estaca de hielo a la cabeza del rey helado pero este la esquivó y siguió cubriéndolo en hielo.
-No quieres obedecer entonces te voy a…- El rey helado iba a decir “castigar” pero la corona comenzó a perder fuerza por faltarle un rubí y el hielo comenzó a derretirse más rápido.
-¿Qué?- Se preguntó el rey helado. El asesino soltó una especie de aullido haciendo que Marceline y
-Volveré por ustedes.- Dijo una voz gruesa y sombría antes de que la figura se fuera. El rey helado comenzó a cansarse de nuevo, calló de espaldas y apuntó al cielo, las nubes taparon al sol y comenzó a nevar. Ya a salvo del sol; Marceline corrió al lado del rey helado y le preguntó.
–¿Simon? ¿Simon estás bien?-
El rey helado, con los ojos entrecerrados y con voz muy débil dijo. –Tantas veces me han roto el corazón. Solo una vez me dolió más que esta.- Y luego se desmalló, dejando a Marceline gritando su nombre una y otra vez para intentar despertarlo mientras los copos de nieve cubrían a ambos.
